jueves, 26 de marzo de 2009

cIncuenta y cUatro

Aquella noche me dormí después de pensar en su beso, y no en los azotes, o en los golpes con el cepillo. En nuestro interior, se agitaban tormentas de emociones como remolinos. Algo que estaba dormido, muy hondo, en mi interior, se había despertado y reavivado, de la misma manera que Aurora durmió hasta que el príncipe llegó a depositar en sus labios inmóviles un largo beso de amor.

Así era como terminaban todos los cuentos de hadas, con ese beso, y con felicidad para siempre jamás. Tenía que haber también para mí algún príncipe que me trajese un fin feliz.

2 comentarios:

Coco dijo...

oh no sabia que tuvieras otro blog??

Aunq esta medio raro aqui jaja.

"Aquella noche me dormí después de pensar en su beso, y no en los azotes, o en los golpes con el cepillo"

xD tss la violencia intrafamiliar donde sea esta jaja

psychobunny dijo...

Sip, pero estoy planeando cerrarlo-donarlo-modificarlo...tengo el fin de semana pa' pensarlo...

Y si que la violencia existe donde sea, jaja

:S